(El texto entre comillas es del Sheij al-Akbar y el restante es de Miguel Asīn Palacios).
Primera aparición de al-Jādir
El temperamento indómito de Ibn' Arabi se sometīa difīcilmente a esta disciplina; pero un prodigio estupendo acabó por dulcificar su carācter: un dīa, tras una polémica en que Ibn' Arabi contradijo abiertamente a su maestro, salió de la escuela para dirigirse a su casa, y al pasar por el mercado de los granos tropezóse con una persona para él desconocida que, dirigiéndole la palabra y llamāndole por su nombre, le dijo: "¡Muhāmmad, acepta de tu maestro la solución!" Volvió Ibn Arabi sobre sus pasos y, entrando de nuevo a la escuela, dispuesto a pedir perdón a su maestro, vió lleno de estupor que éste, sin dejarle pronunciar una palabra, exclamó:
"¡ Muhāmmad!, ¿serā preciso, para que te sometas a mī, que en todos los casos venga a recomendarte esta sumisión el Jādir en persona?" (1).
"Es al-Jādir el compañero de Moisés (cfr. Alcorān, XVIII, 62 sig.), a quien Dios prolongó la vida hasta ahora (contra lo que afirman los teólogos exotéricos que interpretan en sentido alegórico las tradiciones auténticas de Muhammad), y yo le he visto varias veces. ...
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